La fractura vertebral es una lesión que compromete cualquier parte de una vértebra. La localización más frecuente de las fracturas vertebrales son las regiones torácica y lumbar.
Es importante mencionar que la fractura vertebral constituye la complicación más común en los pacientes que tienen osteoporosis. Se ha calculado que cerca de un 25% de las mujeres con menopausia y mayores de 50 años sufrirán una o más fracturas vertebrales relacionadas con la osteoporosis.
El riesgo de fractura vertebral en el varón es de un 5% solamente. Pueden presentarse a consecuencia de traumatismos de alta energía, principalmente en los hombres entre los 15 y 29 años de edad, ocasionado por accidentes de tránsito o caídas de altura.
El dolor es la manifestación más típica de las fracturas, suele ser de máxima intensidad en la línea media de la espalda, a la altura de la vértebra fracturada, pero a menudo se irradia hacia adelante. El dolor disminuye con reposo, colocándose con posturas que minimicen las cargas sobre la vértebra fracturada, y empeora al descansar en la posición con la boca hacia arriba. Actividades diarias simples como levantarse de una silla, del inodoro, de la cama o agacharse para colocarse los zapatos pueden ser muy molestas o incluso imposibles.
El dolor agudo e intenso suele ir disminuyendo en la mayor parte de los casos al cabo de 4-8 semanas. En otros casos si persiste una situación de dolor crónico y aunque menos intenso empeoraría la calidad de vida de los pacientes. Una primera consecuencia es la pérdida de altura, el paciente tiende a encorvarse.
El tratamiento puede ser conservador mediante el uso de medicamentos y corset postural (Jewett) cuando la fractura no genera inestabilidad en la columna o bien, en algunos casos, puede requerirse cirugía de la cuales existen técnicas de mínima invasión como la Vertebroplastía o Cifoplastía con excelentes resultados y desaparición del dolor el mismo día del procedimiento.